viernes, 17 de febrero de 2012

EN-AMOR-A GUADALAJARA

En-amor-a Guadalajara
Por Isabel Sepúlveda

"Amar es ejercicio desnudo de la voluntad".

San Juan de la Cruz


Dicen que las coincidencias no son casualidades: Guadalajara cumple años el 14 de febrero, mismo día en que la mercadotecnia -aprovechando los ritos milenarios del mundo occidental que en estas fechas celebraban la atracción sexual y el apareamiento- obliga a los enamorados a mostrar, de las maneras más cursis hasta las más creativas, su apasionado interés al otro. Pasión e interés: dos palabras que contienen las claves del enamoramiento y su otra cara, el amor. El enamoramiento lleva a la vida, el amor permite permanecer en ella.

Guadalajara se fundó porque los conquistadores españoles, interesados en encontrar tierras propicias para vivir con la mejor calidad de vida posible, se enamoraron del Valle de Atemajac, región de plena abundancia, y lucharon por quitarla a los antiguos pobladores indígenas.

La Historia de Guadalajara inició con la decisión de los antiguos primeros migrantes de permanecer. Porque, al igual que los europeos al divisar el paisaje, visualizaron las enormes posibilidades de vida, se enamoraron del lugar y se quedaron -con gozo y penalidades- a usufructuar, cuidar y explotar el medio ambiente. Nadie se queda si no ama.

La Historia nos habla de tropiezos, plagas, abandonos, rivalidades, desastres humanos y naturales. Pero los tapatíos, al permanecer en nuestra Ciudad, confirmaban la hermosa y dura frase que el poeta mayor del castellano, San Juan de la Cruz, escribió en la España del siglo 16: "Amar es ejercicio desnudo de la voluntad".

Y los tapatíos del siglo 21 ¿amamos o somos caprichosos enamorados de nuestra Guadalajara? Para definir nuestra relación con la Ciudad que elegimos para vivir y continuar en ella, debemos revisar las diferencias entre estar enamorado y amar. Porque estos dos estados del ser humano no se limitan al vínculo sexual y amoroso entre dos personas, también incumben a la relación con el trabajo, con la profesión, la familia, los pasatiempos y, por supuesto, con la Ciudad, la región y el País donde se vive.

El psicólogo Manuel Contreras, director del Instituto de Psicoterapia Transgeneracional, ha hecho un listado de diferencias y coincidencias entre los dos conceptos. El enamoramiento está conectado con la vida, genera fuerza, exuberancia, contiene alegría, da felicidad, mantiene la energía y las ganas de vivir. Es irracional: creativo y al mismo tiempo apartado de la realidad. No ve los defectos, sólo mira cualidades. Admira, arriesga y le da la mayor importancia al objeto de su interés. La sensibilidad se agudiza.

El enamorado es egoísta, no quiere compartir, tiene incertidumbre. Si está lejos, espera con ansia el regreso, el reencuentro. Todo el tiempo está disponible. Se generan grandes expectativas y enormes proyectos. Si de esta manera nos relacionamos con nuestra Guadalajara, tenemos vitalidad e impuso hacia el futuro.

¿Y el amor, de qué se trata? Es sentir la necesidad y tomar la decisión, día a día, de permanecer juntos después de muchos años. Amar es cansado, agota: levantarse de lunes a viernes a las seis de la mañana para llevar a los hijos a la escuela es pesado, pero sabemos que es lo mejor. Tener paciencia y tolerancia con el cónyuge es complicado, pero pone orden, da paz y genera agradecimiento. Separar la basura para evitar contaminación, asistir a las juntas vecinales, caminar para utilizar lo menos posible el auto, cuesta trabajo y disciplina, pero gratifica, y los resultados favorecen a toda la comunidad.

Amar a Guadalajara, al igual que a la pareja y a la familia, es desear permanecer considerando todas sus cualidades y defectos. Porque su belleza nos da alegría: su ubicación, sus tradiciones y la promesa anual cumplida por las primaveras, bugambilias, jacarandas, galeanas y tabachines.

Pero sus defectos nos exigen fuerza, porque somos los tapatíos quienes hemos creado los problemas que padecemos: una desordenada urbanización; preferencia a la movilidad motorizada unipersonal, que genera la mayor parte de la contaminación; apatía o complicidad con gobernantes corruptos que con su cinismo le ganan la carrera a los funcionarios y políticos, los hay, que buscan hacer bien su trabajo público.

Amar a Guadalajara es mantener el compromiso de vivir juntos con voluntad y deseo de continuar. Es seguir sintiendo las emociones del enamoramiento, al cabo de muchos años de vida en estas tierras. Es renunciar, de manera consciente, a proyectos que no benefician a la comunidad, para poder continuar construyendo una mejor calidad de vida en colectividad. Es tener certeza en nuestra pertenencia y confianza en que lo acordado se cumple. Es entender que somos mutuos colaboradores de un mismo destino. Es respetarla y vivir en ella con libertad y responsabilidad.


isasepulveda57(a)gmail.com

Twitter: (a)IsabelSepulveda






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Fecha de publicación: 17 Feb. 12